martes, 18 de octubre de 2011

Ocurrencias de Sergio

Una de las últimas ocurrencias del Sergio:
  • El Sergio debía llevar $ 500.- a la escuela para pagar la entrada a una función de títeres, entonces Sergio dijo, - La tía dijo que la función no se va a presentar porque la teníamos que cancelar- (Cancelar la deuda), el entendió cancelar la función.
  • Según el Sergio, sabiondo significa sabio hediondo.
Jajajajajajaja que chistoso.

jueves, 6 de octubre de 2011

Intento de cuento



Abro los ojos y el pasto pegado a mi cara me hace cerrarlos de inmediato. A duras penas muevo la cabeza para ver a mi alrededor, la tarea se hace dificultosa y pareciera que el césped recién cortado en el que estoy acostado se pegara en mi piel y me impide moverme libremente. Me cuesta respirar, entonces tomo conciencia de que me encuentro boca abajo en el jardín de la casa vecina, solo visto el pantalón de mi pijama y estoy mojado, probablemente se activó el sistema de regadío mientras estuve desmayado.
Levanto la cabeza y miro a mi alrededor, tengo la vista nublada y la oscuridad de la noche sin luna no me ayuda a distinguir donde estoy, recuerdo que estaba persiguiendo a alguien de pronto me desmaye.
Empiezo a levantarme lentamente, tengo el pecho surcado por la marcas de dormir sobre el césped sin protección, me duele el todo el cuerpo, siento como si me hubiesen golpeado meticulosamente centímetro a centímetro de piel pero verifico que no estoy herido, y no tengo huesos rotos. Cuando ya estoy de pie y estoy luchando para no perder el equilibrio, logro ver por encima de los arbustos, hacia el otro lado de la calle y me doy cuenta de que me encuentro en el centro de un circulo perfecto de unos diez metros de radio, todo lo que está en el centro del circulo se encuentra intacto, pero lo que está mas allá del circulo es una oscuridad tan densa que da la impresión de que en realidad se trata de una pared sólida de algún tipo de material opaco.
Miro a mi alrededor y verifico que mi campo visual se limita a diez metros de distancia en todas direcciones, es como si algo tomó una porción de la tierra en forma de esfera de diez metros de radio, conmigo en el centro, y la metió en una esfera negra y opaca.
Empiezo a caminar con dificultad hacia la calle y luego me dirijo hacia la oscuridad, cuando estoy a un paso de llegar me detengo, la débil luz de una luminaria callejera poco me ayuda a distinguir si esta oscuridad es algo sólido o si se trata de alguna especie de gas, entonces estiro la mano y toco “eso”, es una clase de plástico rugoso, opaco de color negro. Con más confianza toco la superficie con las dos manos y golpeo esta pared de plástico, extrañamente no emite ruido. Recorro la pared en todas direcciones buscando junturas o una puerta o abertura, pero no encuentro nada al parecer la esfera está hecha de una sola pieza de plástico.
La visión es muy extraña ya que las casas que están en contacto con la pared están cortadas sin muestras de esfuerzo y los cortes se ajustan precisamente al interior de la esfera de plástico. Incluso los vidrios de las ventanas están intactos y cortados pulcramente con cortes en forma de arco que se ajustan exactamente al interior de la esfera.
Después de inspeccionar la calle, entro en la porción de la casa vecina que está dentro de la esfera, la puerta está cerrada así que la derribo sin mayor esfuerzo con un empujón, entro en la casa y quedo muy impresionado con lo que veo. La esfera de plástico también está por dentro de la casa y pasa por el centro de la sala de estar como si por algún extraño proceso alguien vertió plástico fundido en moldes que se ajustaron a las superficies complejas dejando parte de los adornos y plantas dentro de la esfera.
Súbitamente empieza a temblar, me asusto y salgo corriendo a la calle, es un temblor extraño ya que el ruido metálico que lo acompaña es como el de un tren frenando. Entonces en lo alto de la esfera llama mi atención un circulo de luz de unos tres metro de diámetro, luego el circulo se convierte en un disco de luz y un olor a flores invade el aíre circundante y la luz que entra me enceguece, una tapa pienso. Ajusto mis ojos y miro hacia la abertura que se acaba de abrir en el extremo superior, efectivamente, es como si algo sacó lo que era una tapa, logro distinguir las estrías del hilo de la tapa rosca, la fricción entre la tapa y la esfera al girar la tapa para sacarla, fue el sonido de trenes que escuché antes.
Cuando mis ojos ya están adecuados a la luz, distingo un cielo diurno afuera de la esfera, pequeñas nubes blancas adornan el trozo de paisaje que logro ver desde donde estoy. Me intranquilizo al no saber que es lo que pasa, quien me puso en una esfera y para que, mientras me pregunto esto, mi visión del cielo exterior se ve interrumpida por algo, levanto mi vista y lo que veo me deja petrificado. Dos ojos gigantísimos me están observando desde afuera, calculo que entre ojos existe una separación de unos dos metros, se trata de ojo femeninos con largas pestañas de color amarillo canario, las pupilas son de forma rectangular y el rostro que me observa carece de nariz.
Trato de correr horrorizado, el miedo me carcome, pero hacia donde corro, esto dentro de una esfera de plástico resistente y la única salida está custodiado por dos ojos gigantes que parecen salidos de una película de alienígenas. Me quedo petrificado y mi cuerpo no reacciona, mil pensamientos surcan mi mente, pero el que más predomina es el terror, el miedo, lo minúsculo que me hacen sentir esos ojos que no paran de mirarme. Entonces los ojos se alejan de la entrada de la esfera para dar paso a una mano de que a simple vista es humana, dejando de lado el hecho de que es del tamaño de un vehiculo mediano. La mano se acerca a mi a tientas, yo no reacciono y me dejo tomar por la mano, dejado a mi suerte, sin poner resistencia.
Cuando la mano me envuelve para cogerme, aprieta tan fuerte que escucho como se rompen dos costillas y la clavícula izquierda, el dolor me hace reaccionar y despierta el instinto de supervivencia en mi, doy un grito desgarrador, largo y suplicante, trato de luchar y resistirme pero con tres huesos rotos y envuelto en una mano gigantesca, es poco lo que puedo luchar. Mis golpes y patadas no deben ser más que cosquillas para esta mano gigante que ahora empieza a sacarme lentamente de la esfera.
Cuando ya estoy afuera y aún prisionero de la mano, debo acostumbrar mis ojos una vez más a la intensa luz que ilumina ese paisaje, miro a mi alrededor y veo que mi captora es a simple vista, una niña humana, solo parece extraño en ella el color de sus ojos amarillos, y su falta de nariz. La niña tiene el pelo negro lacio, su piel es caucásica y su boca está siempre abierta para mantener la respiración.
La niña gigante me mira con curiosidad y no relaja su mano, me mantiene apretado en sus dedos, esto empieza a quitarme el aire, en la otra mano mantiene aún la esfera de plástico, en sus manos se ve como un balón de básquetbol, pero de color negro. Un poco más allá distingo lo que debió ser la tapa.
La niña gigante está vestida con lo que parece ser una toga de lona blanca que la cubre la mitad del pecho y le llega hasta las rodillas, en la cintura, afirma la tela con una cuerda que es de alguna fibra vegetal verde.
Mientras observo a la niña con curiosidad, olvido por un momento el dolor de mis costillas y mi clavícula quebrada. Siento dolor en mis pulmones por lo que parecen ser hemorragias internas y a pesar del daño que me hace, la niña genera en mi una extraña sensación de paz.
La niña empieza a acercar la mano con la que sostiene a su cara, creo que pretende verme de cerca, pero sigue acercándose, entonces me acerca a su boca, mete mi cabeza en su boca y muerde.